Con la serie “La Fin du Monde” (“El Fin del Mundo”), Philippe Pastor trabaja el material a partir del fuego, transformando los pigmentos en una superficie de ébano. La superficie, agrietada, deja entonces emerger delicadas zonas de nácares, que parecen emerger de las entrañas de la tierra.
 
Este título apocalíptico lleva dentro toda la violencia infligida al planeta, por el hombre que la somete a una destrucción irremediable. También se refiere a un contexto ambiental crítico, en la era de lo que algunos llaman el Antropoceno, en la era del calentamiento global, del saqueo de los recursos naturales y de la contaminación invasiva.